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Maslach C, Jackson S.(1981), en sus escritos plantean que los profesionistas que trabajan directamente con personas se ven expuesto a
una serie de variables organizacionales que, según como sean vividos, resueltos y afrontados, determinan la respuesta individual a las
mismas. Esta respuesta a estas variables puede dar lugar a comportamientos adaptativos, que conducen necesariamente al aprendizaje y
la satisfacción profesional, o a comportamientos des adaptativos, que provocan ineludiblemente el desgaste y la insatisfacción profesional”.
En ese mismo sentido, los autores referidos, definen el síndrome del Burnout como un tipo de agotamiento emocional, despersonalización y
reducido rendimiento, que puede ocurrir en individuos que trabajan con personas, y que desempeñan trabajos donde se manejan excesivos
horarios, falta de recursos laborales, poca motivación, conflicto entre compañeros, etc. Es común que el síndrome del Burnout surja de una
discrepancia entre los ideales individuales del docente que pretende trascender a través de dar una buena formación a sus alumnos y la
realidad de la vida ocupacional diaria, que se preocupa más de la entrega de informes, avances programáticos, calificaciones, firmas de
asistencias, etc., que de dar apoyo (aunque sea emocional) a la labor sustantiva del docente (Pardo y otros, 2006). Variables como la falta
de tiempo dedicado a la preparación del material, la falta de previsión en las suplencias, el exceso de burocratización, los conflictos de rol,
las cargas laborales excesivas, baja remuneración, horario excesivo de trabajo, las excesivas exigencias laborales, hacen que los docentes
en su función se sientan agobiados y manifiesten las características del síndrome del Burnout. Entre los riesgos laborales de carácter
psicosocial de especial relevancia en la actualidad se encuentra el síndrome del Burnout, una de las principales causas de accidentabilidad
y absentismo entre los profesionales de servicios (Gil – Monte, 2003). |
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