Abstract:
principio de siglo XX la moda se convirtió en una de las prácticas de mayor crecimiento en las denominadas sociedades modernas. París,
cuna de la moda al menos desde finales del siglo XVIII, sigue siendo un referente estético que irriga al resto de Europa, a Norte América y a
América Latina formas de vestirse y representaciones de la belleza. Desde sus talleres, casas de modas y casas comerciales se ha ido
creando un circuito complejo y cada vez más fuerte que tienen por objetivo posicionar la moda parisina como el eje que dictamina y
sustenta el canon de la moda. A ello se le suma la producción y puesta en circulación de revistas de modas que, desde imágenes que
exhiben los atributos de los bello y lo estético, muestran el conjunto de tendencias que varían de una estación a otra y que irán
construyendo el tiempo de la moda, lleno de cambios, aceleraciones y continuas rupturas. En Colombia, esta influencia se dejaría sentir a
través de la publicidad que circulaba por diferentes medios impresos. Desde estos espacios, se publicitaban todo tipo de productos:
sombreros, medias veladas luxite, abrigos, zapatos finos, guantes de seda, faldas, y un variado número de prendas de oro que, luego
fueron sustituidas por la fantasía, como consecuencia de la crisis económicas que azotó a Europa luego de la primera guerra mundial. Una
de esas revistas sería la Cromos, fundada en 1916 en Bogotá por Miguel Valencia y Abelardo Arboleda, quienes importaron nuevas
máquinas y tipos para la impresión en fotograbado (Bermúdez, 2016). Con ello la revista figuraría en Colombia como una de las pocas que
reproducían un contenido gráfico de calidad. Esto ayudó a que los contenidos se apoyaran con imágenes que alentaban al público,
generalmente femenino, a incorporar nuevas prácticas sociales.