Abstract:
Guerrilla y paramilitares aparecen reflejados en esta crónica literaria mediante un popular juego en el que participan jóvenes de un apartado pueblo de la Región Caribe. Poco a poco, se cuenta una historia con recursos propios del periodismo moderno. Libardo contó los granos de maíz que tenía sobre la mesa: once. Respiró tranquilo porque iba ganando uno. Sus tres contendores le acababan de pagar de a dos
cada uno por haber ganado él el partido anterior. Menos mal porque apenas tenía cinco, de los
diez con que cada jugador inicia la jornada. Después de verificar sus granos, Libardo empezó a revolver
las 28 fichas de dominó. “De todas formas, a Yayo lo mató su propia boca”, prosiguió, con otras de las tantas conversaciones que había entablado con sus compañeros de juego desde que iniciaron el partido, cuatro horas y media antes.