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Partiendo del hecho de que todas las personas, sin importar la condición deben disfrutar de los mismos derechos, resulta inadmisible que con el pasar de los años siga existiendo la discriminación de individuos que presentan alguna discapacidad, y que se continúe creando leyes que presionen al estado, a las instituciones educativas, empresas, organizaciones y ciudadanos en general, a actuar de manera inclusiva, con respeto, justicia, equidad e igualdad frente a ellos. Y es que según el Informe de la Organización Mundial de la Salud, se estima que más de mil millones de personas en el mundo viven con algún tipo de discapacidad, lo que representa un 15% de la población mundial, ello sin contar el incremento en los últimos años. (Organización Mundial de la Salud - Banco Mundial, 2011)
Aquellos que no presentan alguna condición de discapacidad conocen la relevancia que tiene para el ser humano sentirse aceptado, valorado, digno, respetado, de allí la importancia de asumir una postura decisiva y clara que permita que las personas con mencionada posición no tengan que asumir más limitaciones, señalamientos y abusos, es decir, no se perpetúe la discriminación en todo y cada uno de los ámbitos en los cuales se desenvuelvan. Lo anterior, porque es evidente la violación constante de sus derechos en los espacios educativos, de salud, participación, integración social, en la movilización, habilitación y rehabilitación, en el acceso a los espacios públicos, y ante todo, en el ámbito laboral. |
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